sábado, 18 de diciembre de 2021

Testimonio de OLARTIA PALACIOS, profesora de inglés en el IES Hermanos D'Elhuyar





 La estela del D’Elhuyar

 Después de haber pasado años, la estela del D’Elhuyar sigue en nuestra ruta. Al menos en la mía, porque aún sigo en contacto con profesores y alumnos que conocí allí en los 9 años que estuve como profesora. Llegué al IES Hermanos D’Elhuyar el curso 1991-92.

Para muchos, el 92 era el año de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Para mí, el año de Dinamarca, ya que hicimos un intercambio con dicho país, y eso fue el principio de varios viajes e intercambios posteriores, con Inglaterra y otros países. También fue el año, junto con los posteriores, en el que conocí a personas muy valiosas que aún forman parte de mi vida. Se creó un grupo de profesoras que se animaba a viajar juntas, grupo que sigue funcionando actualmente. Aún recuerdo la cara de asombro y estupor de un lugareño cuando nos fuimos bajando las 13 mujeres del vehículo, en aquel nuestro primer viaje juntas.

En cuanto a mis alumnos, puedo decir con satisfacción y orgullo que varios de ellos están trabajando en mi centro actual. A otros les he vuelto a ver y sigue ahí su misma amabilidad y buen talante de aquellos años compartidos en el D’Elhuyar.

Guardo gratos recuerdos también de profesores, compañeros que además me ayudaron mucho en mis años allí e incluso después, y de quienes tengo memorias y anécdotas que me hacen sonreír al recordarlas. Y sus consejos me fueron muy útiles. Recuerdo también charlas en la sala de profesores, en la fotocopiadora, reuniones, esos claustros llenos de sabiduría, nuestro juego de la primi y las comidas para celebrar que no nos había tocado, nuestros viajes, fiestas y celebraciones y más comidas… recuerdo también una muy memorable en mi bodega.

Recuerdo mi caminar por los pasillos con el radio-cassette y los libros, haciendo malabares para que no se cayera nada, recuerdo alumnos aplicados y alumnos bravucones, pero la mayoría de las veces humildes y atentos, ávidos por aprender y siempre llenos de juventud, a veces alegre y a veces envuelta en una telaraña de preocupaciones, tal como vemos la vida siendo adolescentes, como si no hubiera un mañana. Espero haberles ayudado a desenrollar su madeja de problemas y a seguir adelante. Al menos eso fue lo que intenté y en algún caso pude comprobar que lo había conseguido. ¡Bien!

Así que cuando me marché a otro centro me fui contenta, pero un poco de mi corazón se quedó allí, con esas vivencias. Por eso, siempre que vuelvo me siento como en casa.

Para mí, el D’Elhuyar nunca ha sido un centro más. ¡¡¡Era el D’Elhuyar!!!

¡Feliz 50 aniversario y a por otros 50!

Olartia Palacios

Profesora de inglés


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